Señor nuestro,
a quien obedecen los vientos y las olas,
nosotros hombres de mar,
marinos de Colombia,
desde nuestras naves
elevamos nuestros corazones sinceros hacia ti dándote gracias por aquellas cosas que has puesto en nuestro camino para crecer día a día.
En el silencio de la noche, con el alma de rodillas, te invocamos, nosotros navegantes pedimos tu protección
nosotros hombres de mar,
marinos de Colombia,
desde nuestras naves
elevamos nuestros corazones sinceros hacia ti dándote gracias por aquellas cosas que has puesto en nuestro camino para crecer día a día.
En el silencio de la noche, con el alma de rodillas, te invocamos, nosotros navegantes pedimos tu protección
Has la noche tranquila para el fatigado que descansa y para el vigilante en su puesto.
Te pedimos que la nave siga su ruta y el navegante confíe desde el punto de zarpe hasta el punto de arribo. Calma los vientos y amaina las tempestades; en el peligro extiende tu manto y conduce a todos a buen puerto. Bendice, Oh Señor, nuestros hogares lejanos, nuestros seres queridos, y bendice, al caer la noche, el reposo de nuestro Nación. |
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